Del gran otro al objeto a. Nadie Nunca Nada No. Madrid.

Nacido en 1910 a manos de Sigmund Freud en su teoría de los estadios del desarrollo psicoxesual, aunque analizado posteriormente por una infinitud de pensadores, el conflicto edípico – conocido popularmente como el Complejo de Edipo – consiste en el odio o animadversion de un/a niño/a hacia el progenitor del mismo sexo y el amor o atracción hacia el progenitor del sexo opuesto.
Olvidándose de Edipo como mito y entendiendo el conflicto edípico como una construcción cultural, Jorge García, siguiendo la estela de las teorías de Jacques Lacan – se adentra en la destrucción del padre como el acto necesario de todo ser humano para conseguir la ansiada libertad.
Más Alegórico que literal, el proyecto de Jorge García, interpreta la figura del padre como el crisol que acoge una selección de los libros que han influido en su formación cultural y que, de una forma u otra, han sido fundamentales en su configuración como individuo. Por tanto, entender el asesinato del padre – asimilado tal vez como un acto en defensa propia – supone desprenderse de toda una serie de lastres que, además le permiten poner fin a un conflicto personal. A través de un rifle que dispara una y otra vez libros fácilmente reconocibles por el público, el artista propone una compleja asociación entre justicia e incorrección moral que fagocita a su vez que se establez- ca una discusión en torno a la desobediencia civil y a los límites de la violencia. En este sentido, Walter Benjamin arrojó un poco de luz sobre el tema que nos acontece – aunque también lo han abordado otros autores como Henry David, Thoreau o John Rawls, entre otros, – al defender la posibilidad de llevar a cabo ciertas acciones socialmente catalogadas como violentas siempre y cuando sean utilizadas para fines injustos.

Fabular un mundo diferente. Centro Cultural de España en Costa Rica.

Construcción de la estructura por parte de Paulino Nájera Rivera, Adán Nájera Rivera y José Fabián Nájera Rivera.

El proyecto de Jorge García busca la recuperación de determinadas arquitecturas tradicionales vernáculas para explorar nuevas maneras de vivir en un escenario futuro post-catástrofe. Movido por su pasado familiar –su abuela materna vivió desde los 17 hasta los 32 años en una cabaña hecha con palos y ramas, donde tuvo a sus dos hijas–, busca abordar la relación entre arquitectura y crisis climático, así como enfatizar la importancia de la recuperación de tradiciones, saberes y tecnologías ancestrales para desarrollar las bases de una sociedad nueva.
El elemento central de su propuesta es una sencilla cabaña hecha con ramas fabricada con elementos naturales autóctonos, para la que proporciona un manual de instrucciones sencillo. Junto a éste, el artista incorpora una serie de dibujos y un vídeo donde su abuela narra anécdotas vividas en el interior de su propio chozo.
En este caso, la arquitectura ha sido realizada por la familia Nájera Rivera, del territorio indígena Terraba, de la etnia Bröràn, en el cantón de Buenos Aires (Pacífico sur). 

Obra parte de #FabularUnMundoDiferente, una exposición curada por la prestigiosa comisaria, historiadora del arte y ensayista, especializada en arte y sostenibilidad @blanca_dela_torre.

CONTRA NATURA. «Un museo en tu bolsillo //3» Fundación Antonio Pérez, Cuenca.

Contra Natura es una propuesta expositiva producida ex profeso para «un museo en tu bolsillo», un proyecto en colaboración de Espacio Kanoko y la Fundación Antonio Pérez de Cuenca con el que entre otras cosas, se busca la idea de homenaje al persona- je que da nombre al museo.

Formalmente es una obra con un carácter instalativo que consta de dos piezas o dos partes, una escultórica y otra pictórica. Ambas funcionan de manera autónoma pero a la vez, establecen un diálogo que nos acerca al imaginario del artista y nos muestra algunos de los recursos que él habitualmente utiliza en su trabajo.

Como punto de partida y haciendo alusión a los comienzos de Antonio Pérez y a sus largas caminatas recorriendo los ríos de España, Jorge García realiza varios paseos por los campos que rodean su pueblo en la comarca de los montes de Toledo. En estos paseos, Jorge ha ido recolectando diferentes ramas de arbustos y árboles que tradicio- nalmente han servido a caminantes y pastores para la obtención de sus varas o basto- nes de apoyo muy útiles en sus largas rutas. Estas ramas de las que hablamos, por supuesto, no se encuentran completamente rectas. Para cumplir esa función de apoyo, Jorge las ha tenido que someter a un proceso de «moldeo forzado» en donde las ha dejado sujetas a otro material bastante menos dócil y más duro como es el acero.

De esta manera la obra reflexiona sobre diferentes conceptos y en múltiples niveles. Por un lado y de manera muy directa, trata la idea poética del caminante y sus paseos, por otro y de algún modo, niega esa idea dejándolas permanentemente sobre su molde, esto nos acerca a una reflexión en torno a la relación entre el ser humano y la naturaleza y en consecuencia y desde un punto de vista muy relativista, el concepto de dominio de esta.

REUNIÓN ARTÍSTICA GRANCOLOMBIANA Cierre de la trilogía La Gran Colombia de Antonio Caro. Desde Juntos Aparte en el contexto de Bienal Sur. Cúcuta / Villa del Rosario, Colombia.

Sonríe a la bandera, 2021. Intervención sobre la bandera primigenia del maestro Antonio Caro. 200 x 140 cm

Curador: Alex Brahim.

REUNIÓN ARTÍSTICA GRANCOLOMBIANA
Cierre de la trilogía La Gran Colombia de Antonio Caro

La trilogía La Gran Colombia es un proyecto de Antonio Caro (QEPD), pionero del arte conceptual en Colombia y Latinoamérica, que ha tenido lugar dentro de Juntos Aparte y que finaliza este 2021, bajo el título Reunión Artística Grancolombiana.

En 1996 los talleres de Arte Dos Gráfico de Bogotá y Quinta Papeles de Caracas, liderados por Luis Ángel Parra y Ricardo Benaim, emprendieron el Proyecto MAPA, en el que enviaron a artistas, intelectuales y pedagogos de Colombia y Venezuela el mapa de ambos países, sin fronteras, para intervenirlo. La respuesta de Caro fue contundente, amplió el mapa incluyendo a Ecuador y Panamá, dando pie a un proyecto en proceso que se extendió por varios años.

Con el nacimiento de Juntos Aparte, Caro encontró en la frontera un escenario óptimo para retomar la obra grancolombiana, ahora como una intervención en contexto, con implicaciones humanas, territoriales, históricas y geopolíticas.
La trilogía La Gran Colombia empezó en 2017 exhibiendo la pieza gráfica Re-unión Gran Colombiana 2024, a la que se sumó un conversatorio dirigido por él mismo, en el que intervinieron ciudadanos de Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá, los cuatro países que conformaron esta república.

En 2019, La Gran Colombia fue un Taller de creatividad visual a cargo de Caro, dirigido a artistas emergentes de la frontera, donde dialogaban sobre esa nación. Como resultado surgió la exposición República Andina.

En 2021, dentro del Bicentenario de la Constitución de Cúcuta, se da cierre -ahora como homenaje póstumo- a la trilogía. Para ello, en la Reunión Artística Grancolombiana más de 40 artistas de Hispanoamérica han intervenido el croquis de la Gran Colombia, imágenes ahora izadas como banderas de gran formato en «el lugar donde todo comenzó» y en el que hoy se escenifica la fractura del continente.

La selección de nombres incluye maestros de referencia, figuras destacadas con trayectorias consolidadas, artistas en media carrera y un selecto grupo de autores emergentes. El recorrdio de la intervención cubre el perímetro del parque entre el Museo Casa Natal del General Santander y de la Casa Museo La Bagatela, cuyo exterior se instala un espacio permanente de mediación.

Antonio Caro (CO), Adrián Balseca (EC), Adrián Preciado (VE), Alexander Apóstol (VE), Amparo Cárdenas (CO), Angela Bonadies (VE), Antoni Muntadas (ES), Carlos Uribe (CO), Carlos Zerpa (VE), Carmen Ludene (VE), Cecilia Vicuña (CH), Cildo Meireles (BR), Colectivo Nadie (CO), Emilio Torres (PA), Fernando Arias (CO), Fernando Bryce (PE), Franklin Aguirre (CO), Gabriel Castillo (CO), Javier Calvo (COS), Jordi Colomer (ES), Jorge García (ES), Jorge Vaca Forero (CO), Juan Carvajal (CO), Luis Ángel Parra (CO), Luis Camnitzer y Gabo Camnitzer (UR), Marcelo Brodsky (AR), María Angelíca Medina (CO), Mauricio Sánchez (CO), Maya Saravia (GU), Melissa Guevara (SA), Nicolás Cadavid (CO), Ñukanchic People (EC), Pablo Helguera (MEX), Pluma Ñanda (Marcelo Quillupangui) y Maria Fernanda Gallardo (EC), Rafael Sánchez (VE), Ramón Mateos (ES), Ramón Zafrani (PA), Raúl Marroquin (CO) René Francisco (CU), Ricardo Benaim (VE), Rolando Peña (VE), Taller El Hueco (CO), Teresa Mulet (VE), Tomás Ochoa (EC), Wilmer Useche (CO)

DIALECTO CA2M. Centro de arte 2 de mayo. Madrid.

Patria Madre, 2019. Video Hi8 15’09» collage de banderas 150 x 100 cm y cuchillos de cocina.

https://vimeo.com/410675030

Comisarios: Manuel Segade y Tania Pardo

En las últimas décadas del siglo XX se dieron por terminados los grandes relatos ideológicos de la Modernidad y se pusieron en cuestión la certeza de nociones como verdad, progreso o identidad. Una multiplicidad de nuevas voces apareció para volver más complejas las historias colectivas, para reivindicar aquellos pequeños relatos que habían permanecido ocultos en el reverso de la Historia: las clases populares, los cuerpos racializados, las mujeres, las diversidades de género y las demás especies han visto y ven cómo la adquisición de derechos significa también un control de la narración abierto a infinitas posibilidades.

Hoy, en el año 2021, en la era de las Fake News, de la pandemia global de la covid-19 y de la emergencia climática, los museos han de proporcionar nuevas definiciones de cultura que permitan también usos sociales y formas de convivencia por venir. La cultura material que un museo cobija y cuida es su razón de ser fundamental. Las formas en que se desarrolla el crecimiento de una colección pública determinan su naturaleza administrativa y compartida. Los relatos que emergen de ella en cada articulación expositiva o en cada libro publicado son precisamente lo que permite que la institución se diga, que su función social tenga lugar. Un museo de arte contemporáneo muta continuamente y sus salas de exposiciones van variando durante el año con diferentes proyectos, persiguiendo un presente del arte también en continuo movimiento. Instalar por primera vez las colecciones del CA2M ocupando todo su edificio responde a la voluntad de explicar, doce años después de su fundación, qué museo es este, cuál es su razón de ser, mostrar públicamente el por qué de su programa y, sobre todo, celebrar la importancia de unos fondos construidos colectivamente como un proyecto con el que poder asumir la responsabilidad de contar qué es el arte contemporáneo desde aquí.

Más de 400 obras de 250 artistas en una exposición que instala por primera vez las colecciones del CA2M ocupando todos los espacios del CA2M. Es una celebración de la idea de Museo que estaba presente desde el decreto de su fundación. Al mismo tiempo, la exposición será internacional, como lo son sus colecciones -la del CA2M y la de la Fundación ARCO. Ahora bien, la historia se cuenta desde esta institución, desde las colecciones que conserva, en definitiva, desde Móstoles. Una gran parte de las obras no se habían mostrado nunca, fruto del importante esfuerzo de adquisiciones y trabajo con la Colección que se ha realizado en los últimos años, pero más importante es todavía es que se trata de la primera contextualización en un marco global del acervo del CA2M.

Las diferentes plantas del museo son propuestas o aproximaciones a una serie de historias en construcción. La exposición sigue un ritmo de vectores abiertos respondiendo a tres principios.

Primero, su orden responde a la propia Colección del CA2M, a la cultura material que esta institución conserva y a la que quiere dar representación; en un museo de arte contemporáneo, que cambia a cada momento, que se transforma continuamente ya que atiende a un arte que también está en perpetua transformación.

Segundo, el lenguaje de exposición mantiene esa misma apertura, ese carácter vernáculo del aquí y ahora. Aunque los habituales muros asépticos del cubo blanco pretendan aparentarlo, ningún relato de museo es objetivo, sino que responde a multitud de intereses y tics epocales. Por eso, el lenguaje del montaje irá cambiando para representar cada una de sus secciones, permitiendo entender cómo las narraciones históricas se construyen en los museos a través de sus formas de mostrar.

Por último, esta ficción de una institución con exposición permanente se hace desde Móstoles, es local. Las Colecciones se han construido a partir de un conjunto de prácticas situadas conformadas por el contexto político, social y cultural de la Comunidad de Madrid. Lo que nos resulta fundamental no es lo que contamos –ya que otras colecciones tienen obras igualmente o más importantes y también la capacidad para construir múltiples relatos– sino desde dónde se cuenta. Móstoles es una periferia junto al centro y esa posición geográfica, esa diferencia o distinción, es esencial. Es dialecto: una deriva o desviación del lenguaje geopolíticamente torcida. 

Un dialecto es una lengua común levemente transformada para adaptarse a un contexto determinado. Dialecto CA2M –un dialecto orgulloso que no quiere devenir lengua, sino que quiere permanecer en un registro institucionalmente bajo, como un código abierto infinitamente manipulable, sin consolidar– es una exposición colectiva realizada también colectivamente: suma las voces del equipo del museo, de los trabajadores y trabajadoras que le han dado músculo durante sus 13 años de existencia y de los sucesivos miembros de la Comisión de Valoración de Adquisiciones de la Comunidad de Madrid, pero también añade las múltiples colaboraciones que han ido construyendo tanto su Colección como su programa entendido como una lectura o emanación de aquella. El poseído bíblico dice llamarse Legión porque era muchas voces. En el original griego era chora (χωρα), es decir, “país”. La posición dialectal del CA2M es una coral de museos posibles: las formas culturales de un paisanaje potencial.

El recorrido de la exposición comienza en las vanguardias históricas -con todos los artistas que acompañaron a Picasso en el Pabellón del 37- y continúa históricamente hasta el presente inmediato. “La promesa de la modernidad”, seguido de “Tradición y deseo bajo el franquismo”. “Los muchos comienzos del arte contemporáneo” contará los distintos arranques simultáneos del arte experimental en diferentes lugares: el Centro del Cálculo de la Universidad de Madrid, el conceptualismo catalán, el grupo zaj y las figuras pioneras en Latinoamérica y Estados Unidos.

Continuando con la llegada de los ochenta y la consolidación del mercado del arte nacional e internacional, se cuentan en “La pintura más pintada” y “Frente a la segunda modernidad”. “Genealogía yonqui / estéticas del sida” explica un momento especialmente importante de crisis de la representación que dio lugar a la recuperación del conceptualismo en España, a lo que se llamó “Las auras frías”.

La relación entre La Movida madrileña y la construcción de un panorama institucional para el arte contemporáneo se reflejan en “España en llamas” y “La expansión de los nuevos comportamientos artísticos”.

El arte de las últimas décadas hasta el presente se desdobla en dos grandes espacios: “Arte y políticas de la representación en Madrid” y “El mundo es el teatro de los objetos”. Como corresponde a la propia naturaleza de la Colección, también hay una sección especial dedicada a la fotografía: “Pequeña historia de la fotografía”.

Figuras fundamentales desde Picasso a Ana Laura Aláez, pasando por Eduardo Arroyo, Antonio Ballester Moreno, Equipo 57, Equipo Crónica, Carlos Garaicoa, Luis Gordillo, Esther Ferrer, Joan Fontcuberta, Cristina Iglesias, Teresa Lanceta, Eva Lootz, Cristina Lucas, Ramón Massats, Antoni Muntadas, Isabel Muñoz, Teresa Margolles, Juan Muñoz, Palazuelo, Fernando Sánchez Castillo, Richard Serra, Teresa Solar o Miguel Trillo, escriben una historia del Arte Contemporáneo contada desde Móstoles.

Esta exposición no va firmada porque debemos considerarla un trabajo colectivo de museo y de mucha gente que ha ido pasando por él y por los integrantes de las sucesivas comisiones de adquisiciones de la Comunidad de Madrid.

In the final decades of the 20th century, the great ideological narratives of Modernity came to an end; the certainty of notions such as truth, progress and identity were called into question. A multiplicity of new voices appeared to make collective histories more complex, speaking out for those little stories that had been hidden on the underside of History. The working classes, racialised bodies, women, diverse genders, and others have seen and see how the acquisition of rights also means a narrative control open to infinite possibilities.

Today, in the year 2021 – the era of fake news, the global Covid-19 pandemic and the climate emergency – museums must offer new definitions of culture with space for social utility and forms of coexistence that are yet to come. The material culture that a museum houses and cares for is its fundamental raison d’être. The ways in which a public collection grows and develops determine its administrative and shared nature. The stories that emerge from it in each expository articulation or in each published book are precisely what allow the institution to speak and serve its social purpose. A contemporary art museum is constantly changing; its exhibition rooms change throughout the year with different projects, pursuing an artistic zeitgeist that is also in continuous movement. For the first time in the twelve years since the museum’s founding, the CA2M collections are being set up throughout the entire building in an exhibition that aims to explain what this museum is, why it exists, to put on display the reasoning behind its programme and, above all, to celebrate the importance of a collaboratively built collection as a project that can take responsibility for telling us what contemporary art is from the perspective of right here.

The different floors of the museum are proposals or approaches to a series of narratives that are under construction. The exhibition follows a rhythm of open vectors built around three principles.

First, the order is drawn from the CA2M Collection itself, the material culture that this institution preserves and which it wishes to represent: a contemporary art museum that is constantly changing, continually transforming as it flows with an art that is also in perpetual flux.

Second, the exhibition language maintains that same openness, that vernacular character of the here and now. Although the usual aseptic walls of the white cube might try to give an impression of objectivity, no museum narrative is objective; rather, they respond to a multitude of interests and historic contingencies. For this reason, the language of the installation will change to represent each of its sections, allowing us to understand how historical narratives are constructed in museums depending on how they build their displays.

Finally, this fiction of an institution with a permanent collection is local: it is in Móstoles. The Collections have been built from a set of situated practices shaped by the political, social and cultural context of the Community of Madrid. What is fundamental for us is not the story we tell – other collections have works that are equally or more important, and also the capacity to construct multiple narratives – but the place where it is told. Móstoles is on the edge of the centre, and that geographical position, that difference or distinction, is essential. It is a dialect: a geopolitically twisted drift or deviation of language. 

CA2M Dialect – a proud dialect that does not want to become a language, but rather wants to remain in a recognisably common register, like an infinitely manipulable, unconsolidated open-source code – is a collective exhibition that has also been created collectively. It brings together the voices of the museum team, the workers who have been the museum’s hands during its 13 years of existence, and the successive members of the Commission for the Assessment of Art Acquisitions of the Community of Madrid, as well as the multiple collaborations that have contributed to its Collection and its programme, understood as a reading or emanation of the Collection itself. The possessed man Jesus encountered in the Bible was called ‘Legion’ because he had many voices inside him. In the original Greek, his name was chora (χωρα), which means ‘country’. CA2M creates a dialect with a chorus made up of possible museums: the cultural forms of a potential people.

The exhibition’s journey begins with the historical avant-garde – all the artists who accompanied Picasso at the Pavilion of the Spanish Republic – and continues through history up to the present day. Many of the works have never been displayed before, due to the great effort it took to acquire them and work with the Collection that has been carried out in recent years. Even more important is the fact that this is the first time the CA2M collection will be framed in a global context.

For the first time, more than 400 works by 250 artists come together in an exhibition that showcases the CA2M collections and takes up the entire museum space. It is a celebration of what the Museum represents and has represented from the beginning. At the same time, the exhibition will be international, as are the CA2M and the ARCO Foundation collections. However, the story is told from inside this institution, from the collections it preserves, and ultimately, from Móstoles.

This exhibition is not attributed to any one person because it should be thought of as a collective work of the museum, a product of the many people who have passed through it and the members of the successive acquisitions commissions of the Community of Madrid

FABULAR UN MUNDO DIFERENTE. Lima, Perú.

Chozo, 2021 (dimensiones variables) Instalación de escultura (chozo) video B/N 13′ y 11 dibujos hechos con grafito.

El proyecto de Jorge García busca la recuperación de determinadas arquitecturas
tradicionales vernáculas para explorar nuevas maneras de vivir en un escenario futuro
post-catástrofe.
Movido por su pasado familiar –su abuela materna vivió desde los 17 hasta los 32 años
en una cabaña hecha con palos y ramas, donde tuvo a sus dos hijas–, se ha dedicado a
investigar los modos de construcción propios de muchas familias que debido a sus
trabajos desarrollaban un tipo de estructuras habitables muy particulares.
Eran especialmente propias de lugares de pastoreo ovino y de zonas de extracción de
carbón de uso doméstico.
El proyecto Chozo consiste en mostrar este tipo de vida desde el punto de vista de sus
protagonistas, muchos de ellos aún vivos, y que vivieron estas experiencias vinculadas a
vivienda precaria.
García busca abordar la relación entre arquitectura y cambio climático, así como enfatizar la
importancia de la tarea de recuperación de tradiciones, saberes y tecnologías tradicionales
para desarrollar las bases de una sociedad nueva.
El elemento central de la propuesta es una sencilla cabaña hecha con ramas fabricada
con elementos naturales autóctonos, para la que proporciona un manual de instrucciones
sencillo. Junto a éste, el artista incorpora un vídeo donde su abuela narra anécdotas vividas en
el interior de su propia cabaña.

Blanca De la Torre.

Memoria de la defensa: arquitecturas físicas y mentales. EsBaluard Museu. Palma de Mallorca.

https://www.esbaluard.org/wp-content/uploads/2020/12/PDM-memoria-ES.pdf

https://www.rtve.es/play/videos/metropolis/memoria-defensa-arquitecturas-fisicas-mentales/6006540/

26 de marzo de 2021 → 7 de noviembre de 2021

Comisariado: Imma Prieto y Pilar Rubí

Artistas:

Lida Abdul, Marwa Arsanios, Roy Dib, Mounir Fatmi, Jorge García, Juan Genovés, Leo Gestel, Patricia Gómez & Mª Jesús González, Petrit Halilaj, Peter Halley, Mestre de la conquesta de Mallorca, Antoni Muntadas, Daniela Ortiz, Tommaso Realfonso, Wolf Vostell, Kemang Wa Lehulere

Hace unos cuatro siglos se levantó en Mallorca la fortaleza sobre la que hoy se asientan los cimientos de Es Baluard Museu. El proyecto lo llevó a cabo el ingeniero renacentista Giovan Giacomo Paleari Fratino, quien también ideó múltiples fortificaciones situadas en el Mediterráneo y en el corazón de Europa. El hecho de pensar en murallas situadas en estos enclaves nos introduce, paradójicamente, en una línea de tiempo que sabemos cuándo empieza y que, lamentablemente, aún sigue su curso. Nos interesa dar visibilidad a la contradicción y a la paradoja que caracteriza la historia. De algún modo, presentamos un recorrido que nos acerca tanto a Frantz Fanon, reconociéndonos herederos de acciones colonialistas y de ocupación, como a las relaciones y denuncias que Foucault apuntó en Vigilar y Castigar. ¿Qué relación hay entre un baluarte, una cárcel y una escuela? Queremos escuchar, como diría Gayatri Spivak, las voces que existen al otro lado del muro.

El objetivo de esta exposición es abrir una reflexión desde nuestra contemporaneidad en torno a la necesidad de introducir elementos arquitectónicos, físicos y mentales, con el fin de justificar acciones políticas que auguren protección. Siguiendo este planteamiento, acercamos las preguntas al objeto que quiebra nuestra seguridad: ¿de qué o de quién nos protegemos?

La exposición se organiza en tres áreas diferenciadas que permiten ahondar en la dicotomía que se cierne sobre los motivos por los que se construyen estructuras de defensa. Como se subraya a lo largo del recorrido expositivo, aquello de lo que solemos defendernos no tiene que ver con una agresión física, sino más bien, con el miedo que provoca la cercanía y la asimilación de ideas ajenas o, mejor dicho, con aquello que puede modificar nuestros modos de pensar y hacer.

La muestra presenta un primer espacio que, a modo de introducción, engloba obras que nos acercan a distintos momentos históricos en los que, por un lado, se refleja la necesidad de levantar fortificaciones y, por el otro, permite plantearnos cómo las conexiones con el pasado son más de las que imaginamos. El fresco de la Conquista de Mallorca (s. XIII), reproducido por primera vez para la exposición, nos plantea contradicciones ¿a quién protege la muralla? A través de planos de distintas épocas e iconografías varias, nos aproximamos a escenarios en los que el miedo al otro se hace presente.

El segundo ámbito plantea el doble juego que se esconde tras antiguas fortificaciones y actuales muros. Desde los barrotes de Juan Genovés o Peter Halley, nos situamos en el muro que separa Palestina e Israel de la mano de Lida Abdul y Roy Dib. La sala se cierra mediante la intervención de Kemang Wa Lehulere y una serie de documentos procedentes, en su mayoría, del Archivo Intermedio Militar de Baleares. Se incide en la necesidad de mantener vivas las memorias, así como de conservarlas y reactivarlas. Por este motivo, desde el departamento de educación se han llevado a cabo una serie de entrevistas a ciudadanos/as que han vivido en primera persona las transformaciones del baluarte y su diversidad de usos.

Por último, planteamos conexiones con el presente más inmediato de la mano de María Jesús González y Patricia Gómez, Antoni Muntadas, Mounir Fatmi y Petrit Halilaj: miedo a las ideas, pandemias, cárceles, muros y fronteras. En un momento en el que los Museos son y han de erigirse como espacios de encuentro y acogida, de cuidado y afectos, hay que pensar qué estructuras físicas y mentales bloquean la posibilidad de convertirse en comunidad.

del gran otro al objeto a

https://vimeo.com/user14444015

Del gran otro al objeto a de Jorge García

Por Adonay Bermúdez

Edipo.- ¡Ah, ah! ¿Por qué, oh mujer, habría uno de tener en cuenta el altar vaticinador de Pitón o los pájaros que claman en el cielo, según cuyos indicios tenía yo que dar muerte a mi propio padre?1

Nacido en 1910 a manos de Sigmund Freud en su Teoría de los estadios del desarrollo psicosexual, aunque analizado posteriormente por una infinitud de pensadores, el conflicto edípico -conocido popularmente como el complejo de Edipo- consiste en el odio o animadversión de un/a niño/a hacia el progenitor del mismo sexo y el amor o atracción hacia el progenitor del sexo opuesto.2 Olvidándose de Edipo como mito y entendiendo el conflicto edípico como una construcción cultural, Jorge García -siguiendo la estela de las teorías de Jacques Lacan- se adentra en la destrucción del padre como el acto necesario de todo ser humano para conseguir la ansiada libertad.

Jorge García, obviamente más alegórico que literal, interpreta la figura del padre como el compendio de libros que han influido de manera decisiva en su formación académica o cultural y que, de una forma u otra, han sido fundamentales en su configuración como individuo. Por tanto, entender el asesinato del padre -asimilado tal vez como un acto en defensa propia- supone desprenderse de toda una serie de lastres que, además, le permiten al artista poner fin a un conflicto personal. A través de un rifle que dispara una y otra vez contra libros fácilmente reconocibles por el público, García propone una compleja asociación entre justicia e incorrección moral que fagocita a su vez que se establezca una discusión en torno a la desobediencia civil y a los límites de la violencia. En este sentido, Walter Benjamin arrojó un poco de luz sobre el tema que nos acontece, aunque también lo han abordado otros autores como Henry David Thoreau o John Rawls, entre otros, al defender la posibilidad de llevar a cabo ciertas acciones socialmente catalogadas como violentas siempre y cuando sean utilizadas para fines injustos.3

La violencia es, por naturaleza, instrumental; como todos los medios, siempre precisa de un guía y una justificación hasta lograr el fin que persigue.4 Disparo tras disparo, con insistencia y convencimiento, Jorge García convierte la violencia en un acto escultórico. Nos presenta un rifle a modo de cincel con el que moldea el frágil cuerpo de los libros donde, con total seguridad, lo menos relevante es el lugar dónde aparezca el agujero de la bala, siempre y cuando el impacto sea capaz de perforar el objeto. El artista deja claro que lo verdaderamente importante radica en la acción, en la necesidad de destruir. Mediante un proceder salvaje pero controlado, García mutila los libros -privándolos de una fracción de su esencia- y suprime parte de sus textos, lo que constituye una dificultad de lectura y por tanto, una incomprensión. Pero no hay que quedarse en lo superficial, es imprescindible ir más allá de la voladura de los libros, pues al destruirlos también erige una nueva lectura –una reconstrucción- teniendo en cuenta la ausencia como una resignificación. En el momento en el que decide eliminar palabras al azar se descubre un escrito desconocido y por tanto, expulsa de esa posición hegemónica y referencial tanto a las publicaciones como a sus autores.

La Constitución Española, El Capital de Karl Marx, Diálogos de Platón, El Camino de Miguel Delibes, Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes, La era del vacío de Gilles Lipovetsky, Introducción al psicoanálisis de Sigmund Freud, Crimen y Castigo de Fiódor M. Dostoievski y La Biblia han sido los nueve libros seleccionados por Jorge García. Significativo es, sin duda, que todas las obras asesinadas hayan sido escritas por hombres, no es más que el reflejo de la educación recibida fruto de un sistema heteropatriarcal donde la falta de referentes femeninos es lamentablemente una constante. Eso sí, García no propone un asesinato del pensamiento, su intención no es la de eliminar estas publicaciones para siempre, sino que propone dejar en cuarentena toda una ristra de lecturas instauradas en nuestra memoria colectiva –que no necesariamente negativas o sobrevaloradas- en pro de otros textos posiblemente disidentes o en los arrabales del canon académico.

Pese a localizarnos en los lares de la individualidad, la pieza en su totalidad posee un sentido más colectivo del que en un primer momento nos pueda parecer. Si bien García asesina todos sus referentes literarios de formación, como un acto plenamente íntimo, la acción obedece a una respuesta fácilmente compartida por un amplio segmento de la sociedad. El artista no se encuentra solo, parte de un proceso personal para entablar un diálogo en el que participan -así sea como meros receptores- un buen número de personas. Quizás no todas compartan los mismos títulos pero la maniobra -con rifle o sin él- obedece a un proceso por el que hemos pasado muchos de nosotros en mayor o menor medida. Supone cuestionar y posteriormente, expulsar del trono a nuestros maestros, a nuestros padres culturales que nos impiden evolucionar como individuos. Esta acción asimilada y/o compartida por todos nosotros permite una expansión o conexión comunitaria, pese a la violencia que emanan las imágenes. Indudablemente esta colectividad no es fruto de la casualidad, las producciones artísticas de Jorge García -tal y como nos tiene acostumbrados- están atravesadas por el complejo binomio ciudadano/sociedad.

Como es habitual en su trabajo, García nos sumerge en sus vivencias y en su entorno, permitiendo que nos adentremos en su lado más privado para posteriormente azotarnos con dosis de humor negro y crítica a borbotones. El artista emplea como punto de partida su ámbito familiar o personal -situándose a sí mismo, tal vez, como ejemplo o testigo de la acción- para poner sobre la mesa cuestiones de índole global, como es el caso del poder, de la sumisión, de la manipulación o del control, y de esa forma visibilizar las peligrosas sombras de la sociedad contemporánea absorbida por un asfixiante sistema neoliberal.

Del gran otro al objeto a supone un ejercicio de resistencia personal, de sanación espiritual, de esteRzación de la violencia y de sublimación de la tragedia, traduciéndose en un acto de rebeldía y de desobediencia frente a un sistema legiRmado, en un vaivén de destrucciones y reconstrucciones que se mueven al son de las balas. La seducción de la ruina, la danza de la muerte, el baile de la victoria. En medio de una escena de puro alarde cinematográfico, Jorge García nos embelesa con su capacidad de transformar la rabia y la brutalidad del gesto violento en una belleza indomable.

Según la mitología griega, Edipo mató a su padre sin saberlo. Jorge García nos traslada al siglo XXI donde el patricidio cultural es llevado a cabo desde la plena consciencia, desde la valenka, la necesidad y la coherencia.

Moraleja: hay que disparar contra la moral.5

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1 SÓFOCLES: Edipo Rey (c. 430 a.C.). Online.
2 Aunque también existe la posibilidad de que el/la niño/a sienta odio y rechazo hacia sus dos progenitores. A estose le denomina Complejo de Edipo Negativo.
3 BENJAMIN, Walter: Para una crítica de la violencia y otros ensayos. Taurus. Madrid, 2001, p 24.

4 ARENDT, Hannah: Sobre la violencia. Alianza Editorial. Madrid, 2015, p 69.

5 NIETZSCHE, Friedrich: El crepúsculo de los ídolos. Alianza Editorial. Madrid, 2001, p 40.

https://vimeo.com/user14444015

del gran otro al objeto a, Espai Rambleta, Valencia.

Nacido en 1910 a manos de Sigmund Freud en su teoría de los estadios del desarrollo psicosexual, aunque analizado posteriormente por una infinitud de pensadores, el conflicto edípico -conocido popularmente como el Complejo de Edipo consiste en el odio o animadversión de un/a niño/a hacia el progenitor del mismo sexo y el amor o atracción hacia el progenitor del sexo opuesto. Olvidándose de Edipo como mito y entendiendo el conflicto edípico como una construcción cultural, Jorge García, siguiendo la estela de las teorías de Jacques Lacan -se adentra en la destrucción del padre como el acto necesario de todo ser humano para conseguir la ansiada libertad-.

Más Alegórico que literal, el proyecto de Jorge García, interpreta la figura del padre como el crisol que acoge una selección de los libros que han influido en su formación cultural y que, de una forma u otra, han sido fundamentales en su configuración como individuo. Por tanto, entender el asesinato del padre -asimilado tal vez como un acto en defensa propia- supone desprenderse de toda una serie de lastres que, además le permiten poner fin a un conflicto personal. A través de un rifle que dispara una y otra vez libros fácilmente reconocibles por el público, el artista propone una compleja asociación entre justicia e incorrección moral que fagocita a su vez que se establezca una discusión en torno a la desobediencia civil y a los límites de la violencia. En este sentido, Walter Benjamin arrojó un poco de luz sobre el tema que nos acontece – aunque también lo han abordado otros autores como Henry David, Thoreau o John Rawls, entre otros,- al defender la posibilidad de llevar a cabo ciertas acciones socialmente catalogadas como violentas siempre y cuando sean utilizadas para fines injustos.

La Tormenta, C.C. Teopanzolco, Cuernavaca, México.


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